(continuación de Alma negra 2)
El apartamentito resultó ser un ático en Gracia de setenta metros cuadrados más una terraza de treinta que duplicaba el espacioso salón. Nada de esto impresionó tanto a Marita como lo que encontró en el ordenador que había en una esquina del único dormitorio de la casa.
– Quiero uno de estos –dijo.
– ¿Tan bueno es el ordenador?
– ¿Qué..? No, es un cascajo, quiero un aparta-mento como éste.
– Y yo, pero aún no he publicado mis memorias.
– No Jimena, mira –me mostró unas ventanas que tenía abiertas de un programa que no me sonaba, pero que pronto entendí qué hacía, más o menos. Aún así me hice la tonta para que Marita me iluminara, como estaba deseando hacer.
– Con esta aplicación se controla la casa. Es un apartamento domótico, mira, todo está aquí –el icono de la ducha, las persianas, y la tele eran más aclaratorios que esa palabreja–. Puedes controlar cualquier chisme eléctrico: la tele, las persianas, el climatizador… –estuvo un rato pasando ventanas a toda velocidad– ¡Hasta puedes programar que te prepare un baño caliente!, y no hay ni que dejar el tapón de la bañera puesto, se cierra con una electroválvula.
20 años desde la publicación de Historias del Kronen
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El próximo mes de febrero se cumplen veinte años de la publicación de
Historias del Kronen, la primera novela de José Ángel Mañas. Finalista del
Premio Nad...
Hace 10 años