Personajes & Co.

Leo hoy que alguien escribió la seguna parte de una conocida novela a modo de parodia y con mucho de homenaje, tomando al personaje central de la primera y llevándolo hacia el futuro rememorando las aventuras originales en una segunda escapada. No, no se trata del Quijote ni de la versión de Avellaneda, aunque bien podría ser. Se trata de Holden Caulfield, aquél adolescente que soñaba con vigilar el juego de los niños para protegerlos del abismo tras un campo de centeno. Un tal Frederick Colting fue denunciado por el propio Salinger por escribir “60 Years Later: coming through the rye”. En esta novela, el sueco escribe sobre un Holden anciano que se escapa del geriátrico. Obvian las similitudes con el original pero ¿no se ha dicho ya que es un homenaje? De hecho en la versión original figuraba una dedicatoria al propio Salinger. Era obvio, también, el reconocimiento al original “The catcher in the rye”. Pero a J.D. no le hizo gracia y denunció no por plagio de su guardián sino por haber utilizado a su personaje. Es más, resulta que, al parecer, fue el primer pleito por los derechos sobre un personaje. El resultado: en 2009 se frena la publicación de la secuela no oficial y el mes pasado se llega a un acuerdo para permitirla fuera de EE. UU. y Canadá con ciertas restricciones, entre ellas, la más absurda a mi parecer, eliminar la de dedicatoria (y con ello el homenaje y el reconocimiento) al fallecido Sallingner en un intento de desligar por completo ambas obras. (1)

Seguro que a muchos les parecerá algo justo y ejemplar. Entre ellos, probablemente a más de uno de los asistentes a “la cena del miedo”, un encuentro entre “creadores” y la ministra de “Mentiras y gordas”, digo de cultura, donde cualquier cosa que no tuviera que ver con proteger los privilegios comerciales de “la industria cultural” fue tomado como una amenaza, ni hablar de cosas como copyleft, cultura libre, o autogestión pero tampoco de entender cómo funciona la red y cómo modelos de negocio tipo iTunes o Spotify no sólo son viables sino que dan mucho dinero. Porque el objetivo no es la cultura sino la economía, claro. (2)


Y es que la mascara de los derechos de autor para ocultar los derechos comerciales está ya muy gastada. ¿Se ataca el derecho de un autor haciendo un homenaje a su obra y reconociéndolo? Parece que sí. Porque el personaje no es ya un ente cultural, es una marca registrada, son moneditas que van a las saca equivocada. Una mala imitación taiwanesa, que aún reconociéndose imitación (esto es, sin engañar al consuimidor) debe condenarse a la hoguera. Eso sí, si eres un artista que ingresa millones por reproducir a gran escala el típico perrito hecho con un globo no pasa nada. Es más, si alguien más osa a mercadear con ese icono se las verá con la ley. (3)


La base de la evolución (y la cultura es la forma especial, acelerada, de la evolución humana) está en la diversidad, en coger algo que existe, modificarlo en mil formas y ver cuáles se adaptan mejor al entorno, y volver a repetir una y otra vez enriqueciendo el ecosistema. Esto es pura biología, pero también es aplicable a la creación artística. Y, ahora me pregunto: ¿habría visitado Don Quijote a Barcelona de la mano de Cervantes si antes un tal Avellaneda no lo hubiera enviado a las justas de Zaragoza? Afortunadamente Cervantes no solicitó que se secuestrase a la novela, hizo algo mejor: agregar un momento genial en el que el propio Quijote la encuentra y lee indignado. ¿No ha sido el resultado mucho más enriquecedor culturalmente? (4)


Referencias:

  1. http://www.elpais.com/articulo/cultura/Libertad/condicional/guardian/centeno/elpepucul/20110114elpepicul_3/Tes

  2. http://www.elpais.com/articulo/cultura/cena/miedo/reunion/ministra/Sinde/elpepucul/20110112elpepucul_8/Tes

  3. http://www.lasextanoticias.com/videos/ver/los_polemicos_perritos_de_koons/366533

  4. http://www.elplagio.com/Plagio/ENTRADA.htm

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