No vamos a caer en el truco de nombrar a Germán Gullón "bastardo de corazón", solo para apropiarnos del prestigio de su nombre. Lo hacemos porque para todo aquél al que le inquieten los hechos que denunciamos, no está mal traer a cuento esos nombres con prestigio público que también han advertido la deriva que impone a la literatura el actual modelo de difusión-comercialización, la sustitución del valor de uso del libro por su valor especulativo, que ni siquiera valor de cambio.
Una cita de su libro Los mercaderes en el templo de la literatura:
El escritor tiene dos pieles, la de la marca y la propia. La primera está hecha de imágenes, frases, adulaciones y reconocimientos, mientras que la del escritor de verdad se lava con jabón. Ya no hablamos del hombre público versus el hombre privado. El hombre marca comercial se distingue del escritor. Lo malo es cuando el uno puentea al otro. De tanto hacerse en público el literato, el que sabe penetrar en lo sublime, cuando llega el papel se deja llevar y llevar, y lo que dijo en una charla, que no era nada, palabras hechas, de que la literatura no tiene nada que ver con la vida, y con la prisa, con la falta de oxígeno, resulta que empieza a escribir cosas artificiales, pobres, sin ideas, parecidas a las que sugirió el presentador de un curso.
Sobre el lector de libros digitales, dice Germán Gullón:
Vuelvo a un tema sobre el que se ha derramado mucha tinta inútil en los periódicos. No entro en la calidad o falta de ella del instrumento, ya que sobre el tema apenas quedan duda: son excelentes. (El e-Reader (Lector de libros digitales))
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